l vino español puede ser muy estimulante, así como las discusiones sobre el declive en la calidad de la ciencia. En la mesa del Small Café se destacaron diferentes puntos, como por ejemplo que hoy en día un hecho alarmante es la inocencia científica de muchas personas implicadas en la investigación — así como la deficiencia de los investigadores carecentes de conocimientos suficientes sobre los fundamentos básicos. También existe la ciencia marginal (fringe science), la pseudociencia y la ciencia falsa (fake science). En esta contribución se puede encontrar más información sobre el tema de la ciencia.
Pronto se mencionó a un español: Santiago Ramón y Cajal. Su experiencia personal le llevóa escribir un consejo único para los jóvenes investigadores en las primeras etapas de su carrera, un manual de trabajo científico y de publicación, cuya lectura merece la pena — hoy en día también es un recurso desaprovechado por los investigadores y profesores de más edad.
De este obra, titulada Reglas y Consejos sobre Investigación Científica, hemos escogido el capítulo II como extracto: Preocupaciones enervadoras del principiante.
Ramón y Cajal siguió las observaciones de Alexander von Humboldt:
"En toda época, las personas con miras estrechas toman gran placer al creer que la humanidad ha alcanzado el punto culminante del progreso intelectual; se olvidan de que el campo que se debe cruzar aumenta de tamaño a medida que se avanza, a causa de la íntima concatenación de todos fenómenos naturales que está rodeado por un horizonte que se aleja eternamente del investigator."
Alexander von Humboldt: Kosmos. Entwurf einer physikalischen Welt. II, VI, 337. Stuttgart und Tübingen: J.W. Cotta'scher Verlag. 1847.
antiago Ramón y Cajal nació el 1 de mayo de 1852 en Petilla de Aragón, un pequeño pueblo de Navarra en el norte de España. Su padre era un barbero-cirujano que unos años más tarde obtuvo el título de médico — tras trabajo y sacrificio. Más tarde fue catedrático de Anatomía Aplicada en la Universidad de Zaragoza y convenció a su hijo para que estudiara medicina, lo que este hizo, principalmente bajo la dirección de su padre.
A los veinticinco años Ramón y Cajal obtuvo el título de doctor en medicina en Madrid. En 1883 fue nombrado catedrático de anatomía en Valencia, habiéndose convertido entretanto, prácticamente sin ayuda, en un microscopista e histólogo muy competente. Además, durante su convalecencia de tuberculosis, se convirtió en un experto fotógrafo. En 1887 Ramón y Cajal fue nombrado catedrático de histología en Barcelona y, en 1892, de histología y anatomía patológica en Madrid, cargo que ocupó hasta su jubilación en 1922.
Santiago Ramón y Cajal fue el principal pionero de la investigación sobre el sistema nervioso. Demostró los dos conceptos fundamentales necesarios para entender el funcionamiento del sistema nervioso: la teoría de la neurona y la ley de polaridad de las neuronas: que las neuronas son contiguas y que los impulsos nerviosos viajan desde las dendritas y el soma hasta las terminaciones nerviosas.
Como muchos científicos ingeniosos, fue autodidacta en muchas áreas. Fue un pionero en el sentido más estricto de la palabra, sobre todo teniendo en cuenta los recursos técnicos de la época, y su producción científica fue enorme.
En 1906 compartió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina con Camillo Golgi. Recibió el premio por sus contribuciones al estudio del sistema nervioso y por su demostración de la individualidad de las neuronas. La imagen de Ramón y Cajal que se desprende de sus propios escritos es completa y sincera. Estaba dedicado a la neurohistología hasta la obsesión. Aparece como orgulloso, avergonzado de la ineficacia administrativa, la corrupción y el atraso científico de su país. Era ambivalente, ya que reconocía la necesidad de publicar en una de las principales lenguas científicas de Europa, pero le molestaba la ignorancia extranjera de la lengua de Cervantes. Era intensamente patriota y estaba decidido a que España tuviera un lugar en el escenario científico e intelectual.
Lo ha conseguido. →
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Capítulo II: Preocupaciones enervadoras del principiante
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